Extraño día el miércoles... siempre ahí, en medio, indefinido, como si no supiera a que atenerse. Demasiado lejos del fin de semana, eclipsado por el anuncio festivo que acompaña a los jueves y el ya virtual 'finde' de los viernes, o el encuentro laboral de los lunes y el ritmo de crucero de los martes. El miércoles pasa casi de puntillas por el calendario, un día más que 'echar patrás'.
Sin embargo, para nosotros este día no es un cualquiera. Este día transcurre con una actividad inusitada en nuestros móviles, R llama a G para preguntarle alguna noticia sobre la comunidad de vecinos y terminan la conversación: "mejor lo hablamos esta noche en el guachinche"... ¡Y YA ESTÁ! se pronunció la palabra mágica ¡¡¡GUACHINCHE!!! El miércoles es el día consagrado por estos 'blogeros' a probar el vino de los guachinches de La Orotava, deja de ser el anodino día gris del medio para convertirse en el Gran Miércoles.
Después de la conversación empieza el intercambio de llamadas y mensajes, G llama a J: "¿a cual vamos esta noche?; dicen que el vino de Jesús está bueno; ok pues vamos a Casa Jesús", J llama a D,: "mira que esta noche toca La Playita; vale, yo llamo a C", G ha llamado a Ru, todos nos acordamos de I que sigue en su exilio británico. Y así se inicia una cadena comunicativa que gira en entorno al vino y a los guachinches, y que termina concretando una hora y un lugar para la ineludible cita.
Y por fin llega la noche, nos reunimos en el punto indicado a la hora prevista, a veces alguno llega tarde, y enfilamos hacia el templo de Baco. Alli nos derretimos entre vasos de vino y algún que otro conduto para acompañar el 'líquido elemento'.
La conversación alcanza cotas de elevado nivel metafísico a medida que el vino empieza a circular por nuestras venas acompañado de leucocitos, linfocitos, eosinófilos y otras partículas inútiles. Poco a poco el frio con el que llegamos empieza a desaparecer, los abrigos se amontonan sobre una silla libre y así, liberados, nos disponemos a mojar una papita en el mojo, meter la cuchara en las garbanzas, arrinconar un trozo de pescado salado en una esquinita del plato, como marcando territorio, eso sí, sin descuidar ni por un momento que el frasco del vino permanezca con al menos un culín que permita ir renovando el contenido de los vasos.
A eso de la mitad de la velada ya habrá sido tocado uno de los temas claves, EL VIAJE, el viaje en mayúsculas. Puede ser del último que hicimos, del que estamos preparando o del que nos gustaría hacer, sin olvidarnos, faltaría más, de los viajes más antiguos. Y así entre tarifas aereas, destinos exóticos y anecdotas viajeras llegamos al final de la noche, con al menos medio litro de vino por cabeza y unas ganas locas de que llegue el próximo miércoles... de todos modos la noche no termina en el guachinche, porque ¿quién se va a dormir sin haberse echado la penúltima en La Tasca El Valle, más conocida por 'El Gomero?, lugar que ha cambiado la vida nocturna de la Villa, merecerá un artículo en exclusiva.
3 comentarios:
Coño, con literatura como esta me enorgullezco de formar parte de la tropa.
¡Que bueno! ¡que evocador! ¡que bien escrito! ¡que descriptivo! ¡que ganas de que llegue el proximo miercoles!
Por cierto... ya era hora de que alguien se lanzara con el blog.
Ahora el resto tiene que arrimar el hombro, aunque sea con los comentarios.
A por el asunto.
PD: Hoy quedamos para ir al "Gomero" despues de las 10:30. Si alguien se anima...¡Abrá liberación de libros!
¿Se puede saber dónde están las fotos?
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