miércoles, 27 de febrero de 2008

BREVE RESEÑA SOBRE EL ALMOGROTE

La Gomera como algo más que un destino exótico incluso para los canarios, ha sido un fiel pastor de sus tradiciones y paisajes. Es de esta tradición de donde emana una herencia de sabiduría reflejada en su amplia tradición culinaria. Tomemos por exclusividad y que solo sirva para este texto uno de los productos estrella con reconocimiento mundial, el almogrote.

El almogrote, en nuestros primeros contactos con él, nos invita a definirlo como una pasta de queso para el visitante y un mojo de queso para los isleños, familiarizados con nuestra salsa de reconocimiento también mundial, el mojo. Acertaremos plenamente; pero con un recorrido más profundo nos podemos encontrar con uno de los platos más fácilmente identificables como sabor único y exclusivo de la isla de La Gomera. La base de este manjar, e ingrediente imprescindible y que definirá posteriormente este sabor es el queso.

El queso gomero es elaborado artesanalmente a partir de la leche de tres razas de cabra autóctonas, mezclado o no con leche de oveja. Una vez obtenido el queso fresco este pasa a un lento y seleccionado proceso de ahumado, leñas de varios tipos, cada maestrillo (ganadero) tiene su librillo (ganado) y ha heredado los tipos y tiempos al fuego de esta leña.
Deben pasar meses, años en algunos casos, para que adquiera la textura y la sequedad suficiente para hacer un buen almogrote.
Debemos recordar que el queso como derivado lácteo es muy rico en calcio, proteínas, grasas saturadas y colesterol, vitaminas del grupo B y también en sodio. Cuanto más curado, más rico en calcio.

Una vez rallado este queso, terror de los que lo trabajan por rocoso de difícil corte y ralladura, son diferentes los ingredientes volviendo al refrán de cada maestrillo (cocinero) tiene su librillo (receta) predominando como base ajo, aceite y pimienta. Sin duda, con la pimienta tendríamos para otro texto atendiendo a su tipo, selección y cocinado.

Resulta curioso para los gomeros antiguos como hoy el almogrote se ha convertido en acompañante inseparable de una rebanada de pan o pan bizcocho. Pero es que en gran parte de los hogares gomeros el almogrote era inseparable a la papa asada. Era muy usual como salsa que se fundía en rebanadas de papa caliente recién tomada de la hoguera. Después de la colecta de la papa era tradición asar unas papas en el terreno para compartir con los vecinos que se habían acercado a colaborar con la colección. Papas, cebolla, almogrote y vino blanco eran los ingredientes imprescindibles para el asado de papas en comunidad. Más tarde y con su exportación a las diferentes islas se haría más común lo del pan, aunque ya antes acompañó a la merienda de muchos isleños.

Tal vez a partir de este texto empezaremos a valorar más aun la suerte de poder paladear "asemejante lujo". Si es así este texto habrá cumplido su cometido. Un saludo.

Abraham Barroso Martín (Taberna El Valle)
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jueves, 7 de febrero de 2008

Las Tricias - Cuevas de Buracas.

Un año más, por estas fechas, nos hemos dado un saltito por La Palma. Empolvarnos en el carnaval de Los Indianos, explorar senderos que guardan algunos de los rincones más bellos de esta geografía y, como no, disfrutar de la gastronomía palmera son nuestros objetivos... y doy fe de que los completamos... con creces.
El sendero que conduce de Las Tricias a las Cuevas de Buracas fue nuestro primer pateo. No es un camino duro, ni precisa de gran forma física o de una técnica depurada, es más bien un paseo. Un caminito que discurre junto al barranco de Izcagua, atravesando huertas de almendros y poblado por inumerables dragos silvestres, donde el verde de una vegetación exuberante y el azul del mar al fondo crean un paisaje imposible de olvidar. Terminamos con la llegada al fondo del barranco donde se encuentran las cuevas, que fueron utilizadas por los ahuaritas. Por todo el camino se pueden ver las casas-cueva donde habitan algunas familias con un modo de vida que rememora la utopía hippie de los 60'. Al final del sendero, nos encontramos con una sorpresa: el "Café Finca Aloe", de alucinar, en el fondo del barranco, cerca de las cuevas, hay un pequeño café donde una alemana que vive sola se las ha arreglado reciclando unas maderas y algunos muebles viejos para habilitar este pequeño bar donde sirve jugos y batidos de frutas de temporada de cultivo ecológico, pan integral hecho por ella acompañado por alguna ensalada y algún que otro dulce también hecho en casa... delicioso.