jueves, 7 de febrero de 2008

Las Tricias - Cuevas de Buracas.

Un año más, por estas fechas, nos hemos dado un saltito por La Palma. Empolvarnos en el carnaval de Los Indianos, explorar senderos que guardan algunos de los rincones más bellos de esta geografía y, como no, disfrutar de la gastronomía palmera son nuestros objetivos... y doy fe de que los completamos... con creces.
El sendero que conduce de Las Tricias a las Cuevas de Buracas fue nuestro primer pateo. No es un camino duro, ni precisa de gran forma física o de una técnica depurada, es más bien un paseo. Un caminito que discurre junto al barranco de Izcagua, atravesando huertas de almendros y poblado por inumerables dragos silvestres, donde el verde de una vegetación exuberante y el azul del mar al fondo crean un paisaje imposible de olvidar. Terminamos con la llegada al fondo del barranco donde se encuentran las cuevas, que fueron utilizadas por los ahuaritas. Por todo el camino se pueden ver las casas-cueva donde habitan algunas familias con un modo de vida que rememora la utopía hippie de los 60'. Al final del sendero, nos encontramos con una sorpresa: el "Café Finca Aloe", de alucinar, en el fondo del barranco, cerca de las cuevas, hay un pequeño café donde una alemana que vive sola se las ha arreglado reciclando unas maderas y algunos muebles viejos para habilitar este pequeño bar donde sirve jugos y batidos de frutas de temporada de cultivo ecológico, pan integral hecho por ella acompañado por alguna ensalada y algún que otro dulce también hecho en casa... delicioso.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno... para ser sinceros lo de explorar senderos este año no lo cumplimos con muchas creces. Es que en tan poquito tiempo no se puede abarcar todo: tenderetes nocturnos, dormir la mañana, desayunos a lo grande, etc.Pero bueno¡¡¡ ya fueses mucho o poco lo que caminamos valió la pena y fue muy divertido

Anónimo dijo...

Lo de la Finca Aloe fue buenisimo. El paseito no tiene desperdicio porque el paisaje y el ambiente no tiene parangón, pero lo de encontrar aquel Café no tiene precio.

En medio de la nada y totalmente autosuficiente aquella doña alemana se enorgullecía de su sencillo modo de vida y nos atendía atentamente ofreciendonos manjares.

Algo muy recomendable.

Anónimo dijo...

Fue más que bueno, todo: Las noches, los días, los pateos tardíos, comer y beber, con moderación ().........y reír sin parar a cualquier hora. La experiencia compaltida, asere!. Las fotos, que irán cayendo. En fín, pasó lo que pasó. Y pasó de todo: libros más libres, cosas que se pierden, misterios y sorpresas. Y lo mejor, cuando de ser 6 llegamos a ser hasta 12 o más, en algunos momentos (amigos viejos, nuevos, parientes), no es reproducción, es que Dios los cría…….

Anónimo dijo...

Pues sí, estas experiencias hacen que uno crezca un montón por dentro, así que habrá que repetirlas tantas veces como se pueda... y la próxima cita fuera de las islas será Berlín... ¿sí o qué?

Anónimo dijo...

Bueno... estas historias más que por dentro te hacen crecer por fuera que entre chuletones, chicharrones y demás exquisiteces estoy más lechona que nunca

Anónimo dijo...

Ahorita mismo soy de color verde, verde de nostálgica envidia. Yo debería haber estado ahí en las fotos, con ustedes, pero no pudo ser posible. A pesar de ello me alegra que hayan sido unos días locos y enriquecedores para todos los concurrentes al evento, y prometo que, si me es posible,en la próxima me tendrán que aguantar también a mi, y a mis fotos!!!!